El dilema del prisionero es un problema fundamental de la teoría de juegos. Muestra que las personas pueden elegir no cooperar, aunque esa decisión vaya en contra de sus intereses. Con este juego, se analizan las decisiones que toman dos presos encarcelados por un delito menor, cuando se les ofrece la posibilidad de delatar a su compañero a la policía.
Si un preso colabora con la policía, este obtendrá beneficios penitenciarios. Estos beneficios serán mayores o menores dependiendo de la decisión que el otro preso tome. En este juego se presupone que cada prisionero está encarcelado por separado. De esta forma que no pueden comunicarse entre ellos, ni saber la decisión del otro.
Por consiguiente, los presos no pueden pactar sus decisiones ni saber que es lo que el otro preso va a hacer. Así, acertar con la decisión que tomará el otro prisionero va a ser fundamental a la hora de anticipar las consecuencias de la propia decisión.
«¿Puede extrañar que la prisión se asemeje a las fábricas, a las escuelas, a los cuarteles, a los hospitales, todos los cuales se asemejan a las prisiones?»
-Michel Foucault-
Posibles decisiones ante el dilema del prisionero
Las posibilidades que ambos presos tienen son dos: delatar a su compañero o no delatarlo. Es la base y el punto de inicio del juego. Por tanto, teniendo en cuenta las dos decisiones que cada uno de los presos puede tomar, se definen un total de cuatro posibilidades que pueden darse dependiendo de las decisiones de ambos presos.
- Ninguno de los dos presos delata a su compañero. En este caso, cada preso recibiría solo dos años de cárcel (-2, -2).
- Solo uno de los presos delata a su compañero. En este caso, el prisionero que delata a su compañero sería condenado a solo un año de cárcel, mientras que el prisionero que no delata a su compañero sería condenado a diez (-10, -1 o -1, -10).
- Los dos presos delatan a su compañero. En este caso, la condena de cárcel para cada uno de ellos sería de seis años (-6, -6).

Repercusión de las decisiones en el dilema del prisionero
Hay una condición que tenemos que tener en cuenta si jugamos a este juego, y es que cada prisionero va a querer lo mejor para él, sin importarle qué le suceda a su compañero. A primera vista, si nos introducimos en la piel de uno de los dos prisioneros. Por lo tanto, la mejor decisión sería delatar al otro prisionero, pues en todos los casos las condenasserían más bajas.
Siguiendo este tipo de lógica, es de suponer que el otro prisionero piense lo mismo y acabe por delatarnos. En este caso, como los dos nos hemos delatado mutuamente, la condena de cárcel sería de seis años para cada uno. Si, por el contrario, los dos hubiéramos decidido cooperar y no delatarnos, las condenas habrían sido menores, solo de dos años.
El equilibrio de Nash
La situación que se plantea con este juego se denomina un “equilibrio de Nash”. El nombre viene dado por el matemático Jonh Forbes Nash,El Dilema del Prisionero
Artículo de Roberto Muelas Lobato